La atención médica requiere mayores cantidades de datos a un ritmo más rápido que el que jamás ha visto la industria. La razón principal de esto es bastante obvia: las formas de tecnología que parecen ser la tecnología del futuro solo pueden existir con grandes cantidades de datos disponibles. La inteligencia artificial, la cadena de bloques, el Internet de las cosas, entre otros, o solo existen cuando están presentes grandes cantidades de datos, o solo son útiles cuando pueden actuar sobre los datos.
En el pasado, la recopilación de datos, especialmente datos muy específicos, no tenía tanta prioridad en los hospitales y otras instituciones médicas. Hoy en día, los sistemas de recolección de datos han mejorado increíblemente y existen compañías que recompensarán a las instituciones por los datos. Sin embargo, el uso de datos se extiende más allá del hospital.
Por ejemplo, en 2015 en el condado de Scott, Indiana, Estados Unidos, el VIH comenzó a propagarse rápidamente por toda la ciudad, lo que afectó a un porcentaje anormalmente grande de la población. Después de que se notificó al Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, comenzaron un estudio que se centró en el uso de big data. Los datos que utilizaron, que era una recopilación de datos del condado, conjuntos de datos internos y más, les permitieron rastrear el origen del brote de VIH hasta una epidemia de opioides en la ciudad.
Instancias como esta muestran la cantidad de conjuntos de datos grandes y diversos que serán cada vez más importantes para avanzar. No solo en entornos clínicos para determinar diagnósticos precisos, sino también con fines de salud pública, investigaciones criminales y muchos más. Las posibilidades para la recopilación de datos y la digestión son prácticamente ilimitadas, y ayudarán a transformar la atención médica (así como a otras industrias) para mejorar.